Ha sido Jefa del Servicio de Epidemiología de la
Consejería de Salud de la Región de Murcia desde 1989 a 2017. Cuenta con más de 400 publicaciones científicas, y aquí pueden consultarse algunas en PubMed.
Ha recibido el V Premio Piedad de la Cierva de Lyceum de Ciencia de la Región de Murcia,
asociación que preside la Dra. María Trinidad Herrero, catedrática de la
Universidad de Murcia. Este premio reconoce a científicas brillantes jubiladas de
la Región de Murcia. Lyceum destaca en su reconocimiento que la Dra. Carmen Navarro
es la científica de la Región de Murcia más citada por sus investigaciones.
Ha sido Vicepresidenta de la Sociedad Murciana de Medicina
Preventiva y Salud Pública (SMMPySP) desde su fundación en 2007, y Presidenta en funciones de la misma durante 2021 y 2022, año en que se organizó el II Congreso de la SMMPySP.
Por todos estos motivos, varios Residentes de Medicina Preventiva y Salud Pública socios de la SMMPySP hemos querido entrevistarla el día 10 de noviembre de 2023. Somos los residentes Inma, Jesús Eduardo, Jesús, Pablo y Victoria, y le hemos preguntado todo lo que hemos querido a la Dra. Carmen Navarro. Esperamos que os guste.
Como Epidemióloga experimentada al servicio de los ciudadanos, ¿Cómo explicarías a un niño a qué nos dedicamos en la Medicina Preventiva y la Salud Pública?
A toda la población yo creo que hay que explicarle que nos
dedicamos a mejorar la salud de todos, a procurar que la gente viva más y
mejor, en mejores condiciones. Y que nosotros hacemos prevención, pero también
actuamos para que haya políticas que vayan en ese sentido, es decir, que
también queremos influir en las políticas. Y yo creo que hay que enseñar a la
gente también que tener carriles bici es una manera de hacer prevención, que
eso sirve para hacer actividad física, para que baje la contaminación…, y que,
por lo tanto, hay que pedir que los poderes públicos se ocupen de mejorar el
transporte público, que sea gratuito, sostenible…
Carmen, vamos a repasar tu vida profesional, para
conocerte mejor y aprender con tus experiencias. ¿Cuándo supiste que tenías
vocación por la Medicina?
Durante todo el bachiller yo quería estudiar Biología. Pero
me parece que fue justo durante el PREU que existía una especie de moda, y el
caso es que yo leí muchísimos libros de psicoanálisis. Me leí algo así como 8 o
10 libros que todavía tengo por mi casa, todos subrayados, de Freud, de Jung y
de Adler, porque yo estaba entusiasmada entonces con el psicoanálisis. Y de la Biología,
cambié directamente al psicoanálisis, con lo cual, en realidad, yo no pensaba
en hacer Medicina clínica como tal.
En realidad, yo lo que quería era ser psicoanalista y por lo
tanto para ser psicoanalista pues primero tenía que estudiar Medicina, luego
tenía que hacer Psiquiatría y luego ya me haría psicoanalista. Pero, a lo
largo de la carrera, fui cambiando de opinión.
Bueno, ya he dicho antes que primero estaba muy entusiasmada con el psicoanálisis y luego sí que tuve algún maestro que me inspiró para lo que fue mi vida posterior, que fue por ejemplo el profesor Dr. Pedro Marset. Nos impartía Introducción y luego Historia de la Medicina, y que no solamente nos inspiró desde el punto de vista de la conciencia social sino también del método científico.
¿Te gustaba estudiar?
Bueno, yo he sido una persona toda la vida muy estudiosa e
hiperresponsable y, por lo tanto, estudiaba, sí, y me gustaba estudiar.
¿Qué materia te gustaba más estudiando la carrera de
Medicina?
Me gustó mucho la Historia de la Medicina y luego la Higiene,
me gustó regular, porque no era tampoco como ahora. Y me gustaron las
asignaturas Médicas, la Patología Médica y la Pediatría.
¿Cuál es el punto de inflexión en el que te interesas
más por la Epidemiología y la Medicina Preventiva?
Pues es que va ligado un poco, ya he dicho antes, a mi
conciencia social. Y yo también, a partir del segundo de Medicina, era
militante del Partido Comunista y éramos unas personas muy preocupadas por la
gente, por el futuro y el bienestar de la población. Entonces me gustaba la Medicina
Preventiva y digamos que a la Epidemiología llegué un poco más tarde. Cuando
acabé la carrera tenía claro que yo lo que quería hacer era Medicina Preventiva.
Ahora no hay ningún problema para estudiar Medicina Preventiva y además la formación
es mucho mejor que la que podía ser entonces. Pero es que, además, entonces no
había apenas formación. Yo, cuando acabé la carrera de Medicina, todavía no
existía el MIR. Entonces yo quise estudiar, hacer el MIR de Preventiva y,
cuando fui a hacerlo, no había plazas de Preventiva en ese momento. Entonces
tuve que empezar otra cosa, un poco más complicada.
¿Qué fue lo que empezaste?
Finalicé la carrera en 1975 e hice el MIR, que entonces eran cuatro años como ahora, pero el primer año era un rotatorio como hacen los de Atención
Primaria. Y entonces hice en el Hospital Clínico Universitario Virgen de la
Arrixaca el rotatorio. Y luego, a la hora de elegir, pues dije, voy a hacer
algo que se le pueda parecer algo a lo que yo puedo necesitar luego, pues la Medicina
Preventiva estaba muy enfocada también a las infecciosas, entonces hice Análisis
Clínico y Microbiología. He hice 2 años más, porque mientras que esto
transcurría, volvieron a salir plazas de Medicina Preventiva en la Arrixaca y
me dieron una plaza.
Mientras tanto, en 1977, salió una oposición a nivel estatal
que se llamaba Epidemiólogos al Servicio de la Sanidad Nacional o algo así, y
entonces me presenté a la oposición y la aprobé. Y ya como había aprobado la
oposición, aunque tardamos tiempo en tomar posesión, no inicié el segundo MIR, y
me vine aquí a lo que era entonces la Jefatura Provincial de Sanidad.
Y, entonces, ¿dónde me formé como Epidemióloga? Primero, ya había
hecho muchos cursos, porque antes de irme al extranjero ya había realizado un
curso con Kleinbaum y Cooper sobre análisis multivariante. No obstante, con
formación reglada aquí en España no era posible estudiar Epidemiología. Quien
quería hacer Epidemiología o se iba a Estados Unidos o se iba a Londres, y yo
me fui a Londres, a la London School of
Hygiene and Tropical Medicine (LSHTM).
Cuéntanos sobre esa oposición y cómo estaban
organizadas las cosas en la Jefatura Provincial de Sanidad.
En Epidemiología no había servicios, era antes de las
transferencias, antes de que existiera el Ministerio de Sanidad, porque estamos
hablando de 1977. Entonces se habían convocado unas oposiciones a nivel estatal
para cubrir plazas de Epidemiólogo que había en toda España, y salieron plazas en
muchas provincias, y había dos plazas en Murcia. Esas dos plazas las estaban
ocupando dos interinos: uno de ellos era Elvira Ramos. Yo me presenté a la
oposición y Elvira me ayudó a prepararlas. Yo estudiaba y estaba trabajando en
la Arrixaca, y entonces yo aprobé la oposición con buena puntuación y desplacé
al otro interino que había, y nos quedamos Elvira y yo.
Pero ¿qué se hacía aquí? Pues en la Jefatura Provincial de
Sanidad se hacían las declaraciones obligatorias de enfermedades, pero también
se llevaba el tema de las vacunas. Se trataba de un negociado. De hecho, las
únicas que trabajábamos sólo aquí, porque el sueldo era tan malo que no daba
para nada, éramos Elvira y yo, porque los otros médicos que había también
tenían una plaza en la Seguridad Social. O sea, que éramos muy vocacionales,
como podéis suponer: esto era amor a la Salud Pública.
¿Cómo pudiste ir a Londres? Sabemos que conseguiste
una Beca del British Council para ir a formarse a Londres. Cuéntanos cómo fue
esa experiencia.
Yo tuve la suerte de que, cuando me tenía que ir, el
Consejero de Sanidad en la Región de Murcia era José María Morales Meseguer,
que os suena por el nombre del hospital. Y entonces me dieron un permiso que
conservo todavía, yo, firmado por Morales Meseguer, para que me pudiera ir un
año hacer el máster. Era un permiso en parte remunerado, pero los sueldos de
entonces eran muy bajos.
La beca del British Council la conseguí a la tercera. Era una especie de concurso, tenías que presentar tu currículum y luego hacías el examen de inglés, e ibas a una entrevista. Yo hice todo y llegué a la entrevista, pero el primer año mi competidor se llevó la plaza y yo ya lo sabía que iba a pasar porque lo conocía. Al segundo año fui a la entrevista, hice todo el examen, y yo estaba embarazada de 6 meses aproximadamente. Y a pesar de que había preparado muy bien qué iba a contestar, me dijeron “mira, no te puedes ir con un bebé tan pequeño porque no.” Entonces me dicen: “no te preocupes, tú aplicas el año que viene, que te la vamos a dar, porque te la mereces, pero este año no te la podemos dar con ese embarazo así tan avanzado.”
Y efectivamente, a la tercera fue la vencida. Eso sí que fue importante porque yo no podía pagar la matrícula entonces. Nosotros no estábamos en la Comunidad Económica Europea y la matrícula era la que pagaban los de fuera de ésta. Estamos hablando del año 1983, y era un millón de pesetas, que era mucho dinero. Gracias a la beca del British Council pude ir a hacer el Máster de Epidemiología a Londres, a la London School of Hygiene and Tropical Medicine (LSHTM).
¿Sobre qué materia realizaste la tesis doctoral?
Pues la tesis doctoral la hice sobre análisis de áreas
geográficas pequeñas. Hice el análisis del de la incidencia del cáncer por
municipios aquí en la Región de Murcia. ¿Cuál fue el interés? El interés venía
de un problema que teníamos entonces y que luego se ha resuelto, que era
precisamente el análisis de áreas geográficas pequeñas, y lo que en ese momento
estaba desarrollándose era la aplicación de los métodos bayesiano, el alisado bayesiano
para poder representar sin la variabilidad aleatoria que se produce en las en
las áreas geográficas pequeñas. Entonces yo hice la tesis sobre sobre esto, que
además fijaos estábamos utilizando el programa WinBUGS. Empecé con una versión
beta, de manera que antes, cuando tenía la tesis terminada, antes de
presentarla, tuve que volver a hacer otra vez todos los análisis de nuevo
porque había salido otra versión, mejorando algunos de los problemas que tenía la
versión beta del programa WinBUGS. Yo creo que fue la primera vez que se aplicó
en España el programa WinBUGS para para el alisado bayesiano.
Pues esto fue antes de irme a hacer el máster a Londres. Estaba aquí haciendo vigilancia de las de las enfermedades transmisibles, de las enfermedades de declaración obligatoria... y yo quería hacer algo de enfermedades crónicas. Hice un curso sobre registro de cáncer en Barcelona con algunas de las personas con las que luego yo he colaborado posteriormente. Volví y me puse manos a la obra. Estuve visitando los dos registros que había en España, que eran el de Navarra y el de Zaragoza. Solo existían esos dos. Aquí volví, y, junto con una enfermera - Jacinta Tortosa - y la administrativa – Gertrudis -, pues éramos 3 personas.
Cuando yo me fui a Londres, el Registro de Cáncer tenía 2 años y mi tesis de fin de máster en Londres la hice sobre la incidencia de cáncer del primer año del registro. Y primero hice un trabajo sobre evaluación de la calidad de los registros de cáncer. Yo estaba con la idea de que a lo mejor el registro no tenía condiciones para seguir y cuando hice la evaluación de la calidad con los indicadores que en aquel momento podíamos manejar mi tutor me dijo que todo estaba bien hecho.
¿Cómo comenzó y qué resultados principales ha aportado
el Estudio EPIC?
El investigador principal del Estudio EPIC es Elio Riboli, que estaba en la International Agency for Research on Cancer (IARC). Él tuvo la idea de poner en marcha el proyecto EPIC, European Prospective Investigation into Cancer and Nutrition (Estudio prospectivo Europeo sobre dieta, cáncer y salud), con aspectos buenos y novedosos en aquel momento. La idea era tener una cohorte para estudiar la incidencia de cáncer y los factores de riesgo, fundamentalmente la dieta, y con una cohorte en la que hubiera mucha variabilidad en la exposición. Y por eso hay países del norte, del sur y del centro Europa: para que hubiera mucha variabilidad en la exposición y que tuviera un tamaño suficiente como para tener resultados a un plazo no demasiado largo. Además, que el estudio recogiera muestras biológicas que se pudieran conservar durante mucho tiempo. Nos propusieron a personas de los registros de cáncer aquí en España si queríamos colaborar, y yo ya había tenido experiencia con otros proyectos. Entonces no se llamaba EPIC, no tenía todavía el acrónimo ni nada. La primera reunión que se hizo en España para ver si poníamos en marcha el proyecto se hizo aquí, en Murcia.
Si no hubiera habido Registro de Cáncer en la Región de Murcia, no se hubiera hecho el EPIC aquí. El Registro de Cáncer ha sido el
origen de muchos proyectos de investigación que hemos hecho aquí. El primero de
ellos fue el estudio de casos y controles del cáncer de cérvix.
Yo creo que algo que no he tenido y que me hubiera gustado tener ha sido haber tenido antes un jefe o una jefa. Para aprender tanto de los aciertos como de los errores.
En el ejercicio profesional, sobre situaciones de crisis de salud pública importantes, pues no he vivido la COVID, pero sí que he vivido otras situaciones, y la más complicada de todas fue la epidemia de legionelosis que tuvimos en el 2001. Esa fue una situación muy estresante.
Se desató el problema un sábado por la noche y se tomaron medidas el mismo sábado por la noche y el domingo por la mañana, pero, lo que es bajar la curva de casos no lo vimos hasta el tercer o cuarto día. Cada día más casos y el origen no sabíamos cuál era. Se habían tomado medidas, digamos generales, de hipercloración, cerrar las fuentes, las torres de refrigeración... Aquí entramos el domingo a las 8:00 de la mañana y yo, prácticamente, salí al domingo siguiente. No hacía otra cosa.
Coincidió con que una semana justo después, se celebraban en Murcia
los Juegos de la Juventud Olímpica Europea y entonces iban a venir a Murcia un
montón de jóvenes de toda Europa a participar. Y claro, el Comité Olímpico
Europeo dijo, si la cosa está así, esto se suspende. Entonces enviaron una
comisión integrada por epidemiólogos y microbiólogos europeos para supervisar y
ver qué es lo que estábamos haciendo y qué estaba pasando. Ellos se fueron el
domingo siguiente por la mañana después de presentar el informe favorable para
que se pudieran hacer los Juegos.
Fue todo un reto, pero fue una experiencia. Como habréis
visto lo que habéis estado ahora con la pandemia por el coronavirus, cuando hay
una situación como ésa, el equipo, todo el mundo deja lo que está haciendo para
trabajar en el brote. Fue una situación muy grave, tuvimos 440 o 450 casos
confirmados, y, estimados, como 600 y pico. Y en una semana. El consejero hubo
días que dio dos ruedas de prensa, una por la mañana y otra por la tarde. Fue
una situación que, afortunadamente, ha pasado a la historia como el brote de
legionelosis con más casos y con menos letalidad.
¿Cuál es el artículo que has publicado al que le tienes
más cariño?
Yo creo que hay dos que podrían ser más importantes. Uno de
ellos es el artículo que publicamos con los primeros resultados del Registro de Cáncer de la Región de Murcia que publicamos en 1986 en el International
Journal of Cancer.
Y otro artículo fue uno que nos costó publicarlo un montón, y
que tiene una aventura detrás. Es el artículo de casos y controles que
hicimos sobre las epidemias de asma en Cartagena, titulado Epidemic asthma in
Cartagena, Spain, and its association with soybean sensitivity. Publicamos
una carta en el Lancet sobre algunos aspectos menores del artículo. Y lo mandamos
para ser publicado como artículo al New England Journal of Medicine, y
entonces el New England nos dijo “no lo podemos publicar porque resulta
que ya habéis publicado una parte de los resultados en el artículo del Lancet”.
Y es que habíamos publicado algo de los casos y esto era el estudio de casos y controles, donde
se mostraba la asociación fortísima, y en el Lancet no se publica nada de lo
que se hubiera publicado algo antes.
Y entonces mandamos el artículo al International Journal
of Epidemiology y nos lo devuelven diciendo que no lo van a publicar, que
está muy bien escrito, que metodológicamente todo perfecto, pero que ya hay “muchas
evidencias”, “mucho escrito” sobre la asociación entre el polvo de soja y las
crisis de asma. Pero sólo había un estudio previo, que era uno de Barcelona,
solo había ése. Y esto sí que nos fastidió.
Al final, enviamos el artículo a Epidemiology, que
era la revista de James E. Rothman. Y se nos contesta al poco con una carta
firmada a mano por Rothman, en la que nos dice que era muy largo y que
hiciéramos algunas modificaciones. Yo ya estaba aburrida, y ahí se quedó. Y al
poco tiempo vuelve a escribir Rothman diciendo que tienen mucho interés en
publicarlo y que hiciéramos esas modificaciones. Hubo que reducirlo a un
artículo breve, creo que era si tenía 3000 palabras, hubo que dejarlo en 1500.
Y al año siguiente, en 1994, resulta que le dan el premio de epidemiología al
artículo, el Kenneth
Rothman Epidemiology Prize. O sea, premiaron al artículo que había sido
rechazado porque ya había “mucho escrito” según el International Journal of
Epidemiology por un solo artículo previo. Ese artículo me hace ilusión,
porque costó y tiene su historia detrás.
¿Qué te habría gustado haber realizado de otra manera
en su vida profesional?
Creo que me hubiera gustado cuidar más al equipo. Creo que,
si empezara ahora, me preocuparía más por las personas.
¿Has encontrado siempre apoyo de los gestores y políticos
en su trabajo?
Pues no. Creo que la única vez que he sentido que lo que
necesitaba lo tenía fue cuando lo que os he contado del brote de la legionela. En
ese momento, yo sentía que todo lo que pedía ahí estaba. Ha sido mi única
experiencia así en toda mi vida profesional. Las peticiones de más personal y
medios han llenado miles de folios y ésas no se han atendido como pedíamos.
Uno de los problemas que tenemos ahora mismo son las guerras, lo más inmediato. Y luego, los países que no tienen los recursos suficientes para que la gente tenga una vida digna y pueda vivir con unas mínimas condiciones. También está el cambio climático.
¿En qué nos tenemos que gastar el dinero? En Salud Pública
yo creo que una parte importante del dinero lo tenemos que gastar en educación,
es lo fundamental, la Educación para la salud. La gente, cuando tiene una
educación en sentido amplio, tiene más capacidad para entender los mensajes,
para actuar, para comprometerse, etcétera.
Desde el punto de vista profesional, ¿cómo valorarías
la gestión a nivel regional y, sobre todo, a nivel nacional de la pandemia?
Yo, globalmente, creo que no se ha hecho mal. Digo globalmente,
es decir, que sí, que es verdad que puede haber algún momento en que ha faltado
liderazgo. También a veces ha faltado coordinación. Pero globalmente yo le daba
más que un aprobado.
¿Crees que existirán nuevas pandemias y cómo crees que
habría que manejarlas?
Una no es adivina, pero, lo más probable es que sí. Pues por lo que por lo que ya sabemos, que cada vez hay más relación entre el hábitat de los animales y es más probable que haya saltos de microorganismos, lo hemos visto con muchas de las de las enfermedades. Lo hemos visto y la última del coronavirus. Y que hay que prepararse, claro. Imagino que seguirán con las planes de preparación de las pandemias. Entonces, evidentemente, primero hay aprender, porque sí que hay mucho escrito sobre lecciones aprendidas de las anteriores pandemias, y desde luego, de esta última, que ha sido “la pandemia”.
Hemos aprendido mucho desde todos los puntos de vista, sobre todo desde los
sistemas de vigilancia. Hemos sufrido en España por tener los sistemas de
vigilancia que teníamos, que nos enteramos tres semanas después de lo que
estaba pasando en la pandemia. Hay que tenerlo previsto, para no improvisar
cuando llega el momento.
¿Cómo es la relación entre los especialistas del
ámbito hospitalario y los de la Consejería de Salud?
Pues vamos a ver, aquí hay un problema, al menos hasta que
yo estuve trabajando. ¿Qué es lo que pasa? Pues lo que pasa es que los que
trabajamos en Salud pública, en la Administración y no trabajamos en el Servicio
Murciano de Salud, para muchos profesionales no somos médicos, somos
funcionarios. Además, eso se refleja, como bien sabéis, en el salario, es
decir, que nosotros no cobramos lo mismo que cobra un especialista de los que
trabaja en el Servicio Murciano de Salud. Pero, cuando se tienen relaciones para lo
que sea, para participar en un proyecto..., entonces siempre es estupenda la
relación. Yo he aprendido mucho de mis colegas de los hospitales y de primaria.
Ahora, por ejemplo, sí que cuesta trabajo poner en marcha la Red Centinela,
pero luego la colaboración, en general, pues va bien.
¿Te has sentido reconocida después de tu trabajo tantos
años en el Servicio de Epidemiología?
Yo muy mal no me he sentido, pero la verdad es que me ha
costado pelear. Una cosa es que me hayan reconocido profesionalmente y otra
cosa es que me hayan hecho caso, que son dos cosas diferentes.
Hay una cosa en la que he participado de la que yo creo que es la me hace sentirme más feliz y es precisamente el primer estudio de casos y controles de los que participamos, que fue el de cáncer de cérvix y el papiloma humano. Eso fue por el año 1986-1987 aproximadamente, y además fue la primera beca que tuvimos del FIS. Era un estudio que coordinaba desde la IARC Nubia Muñoz, que se hizo en España y en Colombia, y fue el primer estudio que se hizo de casos y controles para contraprobar la hipótesis de la posible asociación del virus del papiloma humano y el cáncer de cuello uterino.
Los resultados se publicaron en 1992 (The causal link between human papillomavirus and invasive cervical cancer: a population-based case-control study in Colombia and Spain), y se unieron a otras investigaciones y publicaciones posteriores, y luego se ha podido llegar hasta tener la vacuna contra el papiloma virus humano. El estudio demostró una asociación causal, de forma que la infección por el virus del papiloma humano era causa necesaria, no suficiente, pero sí necesaria. No hay ningún otro cáncer en el que se conozca que exista una causa necesaria.
¿Cómo ha podido conciliar su vida personal, familiar y
profesional?
Yo, en general, he conciliado bien. Por varios motivos:
primero, porque he tenido mucho apoyo de mi familia, y, cuando digo de mi
familia, he tenido apoyo por parte de mis padres, de mi madre, de mi suegra....
Mucho apoyo. Y he tenido un marido que también me ha apoyado en todo: si
hubiera sido por mi marido hubiera hecho más cosas. Nunca me ha dicho: a esto
di que no, sino al revés. Bueno, nos hemos organizado la vida y hemos tenido
carreras profesionales variadas y con responsabilidades diversas, pero hemos
podido los dos desarrollarnos profesionalmente. En ese sentido, yo reconozco
que he sido muy afortunada.
También he de decir una cosa: que hay que luchar, o sea, las
cosas no vienen solas y las mujeres, por lo menos las de mi generación, tenemos
que estar siempre con la guardia puesta para no dejarte invadir, defendiendo tu
posición.
Pues primero, que aprovechéis el tiempo. Yo creo que la etapa de formación es súper importante porque ahora podéis estudiar, leer, con el máster. La residencia es una etapa que, cuanto más aproveches para para formarte, mejor, porque luego la vida se te complica y se tienen más ocupaciones.
Esa pregunta no es fácil. Primero, tienes que tener una buena formación. Eso está claro, pero yo creo que luego, también, tienes que tener una visión de qué esperas tú, no solo de tu trabajo, sino del resultado, de lo que esperas conseguir. Yo creo que hay que ser buena persona, buen trabajador, tener buena formación, y mucha ilusión.
Como epidemiólogo, como científico yo creo que hay que hacerse muchas preguntas. Luego el método y demás te ayuda a contestarlas, pero hay que hacerse preguntas y mezclarse con la gente.
Muchas gracias Carmen por tu tiempo, tu saber y tu cercanía.
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